Charlie Spring me representa.
Querido desconocido:
Hoy vengo a decirte que Charlie Spring me representa. Pero, esto no es necesariamente bueno. Si quieres que te explique el por qué, hay algo que tienes que saber: voy a comentar spoilers del cuarto volumen de Heartstopper y This Winter, ambos de Alice Oseman.
Si no conocías las novelas gráficas y sólo has visto la serie, seguramente sea spoiler de la siguiente temporada. (SPOILER ALERT!)
También voy a hablar de TCAs (Trastorno del Comportamiento Alimentario), así que si crees que esto podría ser un trigger, mejor no me leas. ¡Valoro más tu salud que otra cosa!
Charlie Spring y yo tenemos demasiadas cosas en común.
Por si no me sigues en redes sociales como Twitter o Instagram, soy un fan supremo de Heartstopper. En plan, súper pesado. Descubrí esta saga a finales del 2020. Una amiga y yo nos habíamos ido de caza de libros y lo vi. Aunque por aquel entonces ya estaba empezando a pegar el boom, todavía no era tan conocido. Pero sí lo suficiente como para que la gente lo recomendase y fuese considerado ‘mainstream’.
Me repelen las lecturas mainstream. Me niego a leerlas.
POR SUERTE LE DI UNA OPORTUNIDAD.
Y así fue como durante meses mi personalidad se resumió en Heartstopper. Me leí los tres tomos disponibles (varias veces), busqué videos en Tiktok sobre ello, hice videoreseñas en Instagram…
¿Pero por qué me dio tan fuerte? La historia de Charlie y Nick es CUQUÍSIMA, tiene un buen ritmo narrativo, se hace ligerita por su formato de novela gráfica y, encima, trata temas actuales en los que de verdad nos vemos representados.
No, no hablo sólo de orientaciones sexuales y género. Me refiero a acoso escolar, trastornos del comportamiento alimentario y problemas de salud mental. Y aquí es donde yo me vi representado.
Charlie tiene 15/16 años, es gay y súper asumido; pero ha pasado por una experiencia bastante traumática. Va a la escuela Truham, sólo para chicos, y el curso anterior alguien filtró que es homosexual. Ello derivó en una brutal ola de acoso escolar que, por suerte, paró (aunque algunos alumnos lo siguen acosando por este motivo), pero todo esto le ha dejado algunas secuelas.
Ansiedad, depresión y un trastorno del comportamiento alimentario.
Estos dos párrafos resumen bastante bien por qué digo que Charlie me representa y esto no es algo necesariamente bueno.
Como Charlie, soy gay, aunque tardé algo más que él en asumirlo (la falta de referentes y el acoso escolar que sufrí por este motivo desde 5º de Primaria hasta la universidad puede que tuvieran algo que ver). Como él, toda mi educación secundaria fue una etapa que me ha dejado varias secuelas en mi salud mental. A finales de 2ºESO, empecé a mostrar síntomas de lo que años más tarde me diagnosticaron como ansiedad y depresión severas. Y, como él, hace cosa de un año me detectaron síntomas de un trastorno del comportamiento alimentario con el que sigo luchando a veces.
Usualmente los TCA son relacionados sólo con mujeres (normal, dada la presión que la sociedad pone sobre ellas para que sean normativas y deseables) y parece que los hombres no los padecemos. Lo peor es que, tradicionalmente, se ha asociado que un hombre padezca estas enfermedades con que fuese débil o… bueno, sí, ese insulto hacia hombres homosexuales y bisexuales que empieza por M.
En mis 26 años sólo he visto dos representaciones de hombres con un TCA en medios audiovisuales o literarios: un chico en un capítulo de Hospital central (o puede que fuese MIR, el spin-off) que padecía de anorexia y Charlie. Tal vez hubiese más referentes ahí fuera, pero lo cierto es que yo no me los crucé.
Cuando finalmente me vi representado en Heartstopper, en este aspecto particular de mi salud mental, me sentí TAN ALIVIADO. Era triste, sí, pero se hablaba del tema. Uno que yo llevaba en silencio y del que sólo unos pocos amigos tenían noticia. Y no por falta de confianza, sino por vergüenza. Miedo a que no me creyesen. Aprehensión a ser, otra vez, el raro. El problema desde luego no eran ellos, mis inseguridades envenenaban mi mente y me animaban nuevamente a sufrir en silencio. Por suerte, unas amigas me llamaron la atención al respecto. Y yo, creyendo que estaban exagerando, lo comenté en terapia. Resulta que tenían razón.
Actualmente estoy mejor, pero también es cierto que el progreso en la salud mental no es lineal. Hay épocas y épocas. Días mejores y peores. Y la gente necesita concienciarse al respecto. This winter, la novela corta de Alice Oseman que se sitúa cronológicamente paralela al cuarto tomo de Heartstopper, describe muy bien cómo es este proceso tanto para la persona que se recupera, como para los que lo rodean.
‘That’s the other thing they don’t get. They think eating disorders and mental illnesses can just be fixed at the drop of a hat. They don’t understand that it’s a process. That it takes time and treatment and effort and bad days and good days.’1
“Eso es lo que tampoco comprenden. Piensan que los trastornos del comportamiento alimentario y las enfermedades mentales se pueden curar en un pis pás. No entienden que es un proceso. Que lleva tiempo y tratamiento y esfuerzo y malos y buenos días.”
Si necesitas una lectura ligera, con tacto e informada; con la que sentirte representado, te recomiendo encarecidamente esta novela corta. A mí me dio una cierta sensación de paz el leerla.
Pero, realmente, ¿son tan inusuales los TCA en hombres?
Amiga, ya te digo yo a ti que no.
Los TCA en el colectivo LGBT+. Datos y causantes.
Informándome, resulta que no es poco habitual ser un hombre del colectivo LGBT+ y padecer un TCA. Daniel Valero (también conocido como Tigrillo) habla de este tema en su ensayo El niño que no fui. Infancia, adolescencia y adultez LGTB:
“Según estudios de la National Eating Disorders Association (NEDA), un 15% de los hombres gays y bisexuales sufren trastornos alimentarios (en contraposición con el 5% de los hombres cisheterosexuales. Según un estudio de la revista Attitude, hasta el 84% de los hombres gays y bisexuales declaraban no encontrarse a gusto con su físico y sentir que no lograban llegar al ideal de belleza masculina que se les imponía.”2
Como veis, no somos tan pocos. A la hora de buscar las causas de esto, nuevamente es necesario que volvamos la mirada a la representación del cuerpo masculino. Desde contenido audiovisual a campañas publicitarias, todo lo que vemos son hombres cisgénero superfibrados y sin apenas grasa en el cuerpo.
¿Campañas de verano? Hombre normativo en calzoncillos o bañador que probablemente no tiene vida más allá del gimnasio.
¿Series y películas? Buenorro normativo que encontrará alguna excusa para quitarse la camiseta y desvelar un cuerpo escultural.
Con estas referencias es normal que se instaure una sensación de culpabilidad en aquellos que no tenemos un torso definido. Y lo digo sabiendo que soy un hombre cisgénero con un cuerpo moderadamente normativo. Y aún así me afecta.
Nuevamente, Tigrillo reflexiona sobre esto y cita un artículo al respecto:
Los hombres gays y bisexuales nos desarrollamos a la sombra de unos cánones físicos y estéticos casi inalcanzables, de forma parecida a lo que sufren las mujeres.3
“Incluso las campañas de salud pública, cuando están dirigidas a homosexuales, muestran hombres con cintura apretada y músculos esculpidos. Los estereotipos son particularmente dañinos dentro de la comunidad gay, es decir, en una subcultura altamente sexualizada que recompensa la masa muscular y la masculinidad, menciona el psiquiatra Michael Everett en un artículo de la revista Psychiatric Advisor.”4
Os recomiendo este ensayo, la verdad. Trata diversos temas sobre el colectivo en los que necesitamos un repasito. Desde el canon físico, al polémico chemsex.
Pero tampoco echemos balones fuera, amigas. No nos victimicemos y digamos que nos han impuesto una narrativa exterior. Dentro del colectivo hay quien refuerza estos estereotipos físicos y otros relacionados con el género. No hay más que ver la cantidad de perfiles en Grindr y Tinder con mensajes como “gorditos no”, “sin pluma, por favor”, o “sólo chicos de gym”. O la élite de chicos guapos y normativos en Twitter o Instagram que ni se dignan a saludarte si no eres tan normativo como ellos.
La sociedad nos ha criado, sí, pero es nuestro deber el educarnos y deconstruirnos para desterrar estas prácticas destructivas de nuestras relaciones sociales. Dejemos de pensar en caliente (porque creo que lo de “pensar con el rabo” es algo tránsfobo) y tratemos de respetar más a los demás.
Mi experiencia personal.
A lo largo de esta entrada ya os he hablado un poco de cómo ha sido mi experiencia con un TCA. En mi caso todo comenzó con una baja autoestima, pensando que si no era normativo y “no estaba al 100%”, nadie me daría una oportunidad ni me querría.
Sí, me doy cuenta de cómo suena al escribirlo.
Otras llamadas de atención que experimenté fueron las siguientes. Os las cuento por si veis que coincidís en alguna. Cuidaos, sois más importante que un estúpido ideal.
Para empezar, comencé a tener sueños o pesadillas relacionadas con mi peso. Una recurrente era que estaba atrapado en un sótano y no podía salir porque no cabía por las escaleras. En segundo lugar, tengo un estómago bastante delicado, por lo que no es extraño que la comida no me siente bien. El problema fue cuando empecé a pensar que así era mejor, pues seguro que perdería algo de peso de esa manera. Luego estaban las típicas de obsesionarse con las calorías de la comida o el recortar las fotos que subes a redes sociales. Amiga, date cuenta.
Para finalizar, recalcar lo dicho antes. Recuperarse o tratar con un TCA es un proceso. Habrá temporadas mejores en las que pensarás que estás curado y otras peores en las que te volverán a saltar esos impulsos. Tranquilos, identificad que se trata de ello y gestionadlo de manera adecuada.
Lo más importante, si veis que esto os pasa y no tenéis control sobre ello, pedid ayuda. Ya sea a un profesional (preferentemente) o a un amigo, hacedlo. Cuesta y podéis pensar que os van a juzgar, pero lo más importante es que estéis bien.
Y hasta aquí llegaría la chapa de hoy, amigas. Gracias por leerme. Ahora que oficialmente estoy de vacaciones de verano estoy pensando en qué libros leerme SÍ o SÍ. De momento he pensando en Trueno de Neal Shusterman y Solitaire de Alice Oseman. ¿Vosotros tenéis libros o series que sí o sí caerán este verano?
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Hasta mi próximo testamento.
Love,
Manu.
Oseman, Alice. (2020) This winter. Editorial Harper Collins.
Valero, Daniel. (2022) El niño que no fui. Infancia, adolescencia y adultez LGTB. Editorial Egales, p. 178.
Valero, Daniel. (2022) El niño que no fui. Infancia, adolescencia y adultez LGTB. Editorial Egales, 2022. p. 182.
Palmisano, B. (2017) “Body image in gay men: when and how to intervene”, Psychiatry Advisor. https://www.psychiatryadvisor.com/home/practice-management/body-image-in-gay-men-when-and-how-to-intervene/